Que la acogedora luz de esta basílica nos conduzca a nuestra Madre María, que nos acompañará en cada paso del camino. En nuestros momentos de fragilidad, recordemos que ella es nuestra guía, la que nos muestra a Jesús para conducirnos a través de los senderos gozosos y dolorosos de nuestra vida.
Antes de partir para un viaje apostólico, el Papa Francisco acostumbra a dirigirse a la basílica de Santa María la Mayor para rezar ante el icono de María Salus populi Romani (salvación del pueblo romano), custodiada en la Capilla Paulina de la basílica. El Santo Padre pide a la Virgen que lo acompañe y lo proteja durante su viaje, y a su vuelta a Roma la visita nuevamente para agradecerle el viaje de regreso.